viernes, 17 de julio de 2009

Bajo un compas


Se mueven, extienden sus brazos y los recogen
con el mismo entusiasmo, sus pies se encuentran
jugando de un lado a otro, el éxtasis del bit hace
que sus ojos se pierdan entre las neblinas,
aquellas que huelen a todo menos a lo que debería oler,
su cabello tieso por el gel no se inmuta de lo que sucede a su alrededor,
entre tanto una mano ajena se topa con el brazo extendido,
recorre su longitud, lo siente, sin embargo simula ignorarlo,
lo suelta y sigue su camino, al final de este y luego de subir un poco
encuentra sus labios, suaves y deliciosos labios del adonis nocturno
que entre el furor de las luces por fin pudo ver, adonis que noches atrás
deseaba con ansiedad cuando desde la distancia lo veía danzar.
Dejo de mirar a mi amigo y me doy cuenta que un beso
se dirige hacia mí, detallo a quien lanzaba aquel beso, si, me gusta
y luego en una reacción casi impulsiva enfilo mi cabeza llevando
la respuesta a su beso en un acto de suma carnalidad, lo disfruto,
recorro con mis manos su espalda; atajo, abrazo, apretó
siento su cuerpo vibrar junto al mío, su lengua ya con un sabor
bastante excitante para mi, entra y sale de mi boca con un placer total;
aquel que siente el compositor al oír su composición, el pintor al mirar su
obra, y el vicioso al sentir su droga; placer casi extenuante que te
transporta al más hermoso e inimaginable paraíso, de pronto un abrupto
terminar del beso seguido de un vil y simple "ya no mas, ya es hora de
terminar" salgo de ese sueño casi real y vuelvo a la realidad,
ya la rumba se acaba aquel amigo con su novio se va y yo
ahora con mi soledad busco un destino a donde llegar.

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