lunes, 9 de noviembre de 2009

Al otro lado de la coma


Alcanzaste mi límite, lograste algo que creí nunca lograrías,
demostraste suficiente desprecio cuando ya no te favorecía mi existencia.
En su momento me buscaste, buscaste en mi interior un cálido abrazo,
removiste mis entrañas, sensibilizaste mi exterior. Lograste encontrar
el apoyo que necesitabas, estuviste acompañándolo de forma paulatina,
no acercándote mucho para no involucrar sentimientos, evitando así la atadura,
pero tampoco alejándote demasiado como para que no se sintiera tu presencia.
La soledad te abandono y la compañía te abrumo, de repente te encontrabas
rodeada de sombras, pasaste a la diestra de la coma, ganando decimos para ti,
decimos que te hicieron olvidar aquel abrazo que mi interior te dio,
decimos, malditas decimos, te transformaron en aquello que quizás odiabas,
mi exterior sintió el cambio, busco olvidar su calidez,
pero mi interior se lo evito, comenzando así una lucha banal de luz y oscuridad,
lucha asediada por ambivalencias, lucha causante del desequilibrio de mi ser.
Más decimos a tu izquierda, mi equilibrio regresa, interior y exterior encuentran
que mi existencia ya no cuenta, en un instante cualquiera
te me diluyes entre las sombras, allí estas a la derecha,
pero acá ya comienzas al otro lado de la coma.

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